
En la madrugada del martes
Una maravilla entraba
Por su entrada de oro
Mi hermosa virgen pasaba
Sin sonrisa en su rostro.
Con las luces apagadas
Y su corazón de plata
Ella lloraba y lloraba.
Tal desconsuelo tenía
Porque a su hijo mataban.
Ella emocionada
Por la saeta que cantaban
Dolores en Santiago,
Por su entraba pasaba
Atravesando el patio.
Todo el mundo miraba,
Sus costaleros y hermanos
Llorando la esperaban
Contemplando su belleza
En su casa descansaba.
Sara Soldán Rubio y Ángela Salido Delgado
(1º Ciclo de ESO) Año 2009
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