"Cristo de la Sangre", de José Luis Jiménez Sánchez-Malo.
AL CRISTO DE LOS GITANOS (“LA SANGRE”)
Con las carnes del costado
abiertas de par en par,
va llegando a Zamorano,
con todo su Amor clavado,
entre cera colorá...
¡Ay, tarde de Jueves Santo!,...
¡Ay, tarde de Sangre abierta!...
¡ponle rejas a tus puertas
y a tu Sangre Caridad!.
Sangre que va derramando
en su Cruz, crucificado,
ese Cristo tan humano
que, siendo Dios, sangra igual
que, al herirme, sangro yo...
¡Ay, tu Sangre, buen Señor,
que es la misma que la mía...!.
Flores rojas de tu herida
que derramas hoy por mí...
Viéndote sufrir así,
¿quién no te entrega la vida?.
Esas manos que has clavado
en esa Cruz traicionera;
y ese abrazo en la madera
de perfiles colorados;
y ese estarse enamorado
con mansedumbre tan quieta,
suspendido en esa Cruz...
y esa forma de estar Tú
eternamente esperando.
¡Ay, tarde de Jueves Santo...!.
De pronto, la siguiriya
(una Flor en cada esquina
que, con la Voz, se abre paso):
Lo sé, porque yo lo he visto:
Por Zamorano
va muriéndose el Cristo
de los Gitanos.
Francisco J. Fernández-Pro Ledesma
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